La gestión activa trata de batir a los índices mediante una gestión dinámica de la cartera, buscando la generación de alfa, o lo que es lo mismo, busca batir a su índice de referencia. Para ello, es el gestor quien decide cuál quiere que sea la composición de la cartera, dentro, por supuesto, de la que sea la política de inversión del fondo. De esta forma, el equipo gestor analiza los cambios en las tendencias del mercado, en la economía, en el panorama político y también cómo evolucionan empresas y sectores con el fin de adoptar la estrategia más adecuada en cada momento.
Por su parte, en la gestión pasiva no existe un gestor con libertad de acción, sino que se limita a unas reglas predeterminadas, lo más común es que se trate de replicar la evolución de un índice.
Un ejemplo puede ser los ETFs ligados al Ibex o al Eurostoxx, en este caso lo que se busca no es generar alfa, sino que su objetivo es el de replicar el comportamiento del mercado.
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